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El Ateísmo por Ernst Bloch

«Sólo se presentan las mismas viejas estructuras que olvidan al desprovisto y apoyan a los ricos.»

Bloch
Ernst Bloch

La obra El ateísmo en el Cristianismo, de Ernst Bloch, consta de seis partes. En el presente texto sólo extraeremos los principales puntos referentes a las tres primeras partes de la obra: A la vuelta de la Esquina; Disgusto y Tontería; y, También Prometeo es un Mito.

El el primer capítulo, Bloch habla acerca de una dominación  por parte del Dios y del arrepentimiento como algo sin causa ni beneficio cuando no se está maduro para tal ejercicio. Además, afirma que es mejor escuchar la voz de sus semejante que padecen la necesidad común, lo cual, les permite liberarse de aquellos que viven de la necesidad de otros.

Entonces, cuando uno se libera de aquello que lo somete puede evitar la dominación. La forma de dominación que se ejerce sobre aquellos denominados esclavos, es por medio del lenguaje de éstos, es decir, que los textos bíblicos permiten someter a aquellos que emiten queja, sufrimiento, pobreza, etc. Otra forma de dominio es la forma retórica de las parábolas que muestran solidaridad con los más necesitados, sin embargo, no hacen más que bendecir a los señores del país. Por consiguiente, sólo se habla de ayuda pero se llega a convertir en idolatría, porque no se existe un sentido real, acorde a dichos discursos, sobre las respuestas y acciones que mejoren las condiciones de vida de personas vulnerables. Sólo se presentan las mismas viejas estructuras que olvidan al desprovisto y apoyan a los ricos.

Por lo tanto, la única forma de liberarse del dominio es buscar aquello que se prohíbe porque “lo prohibido sabe mejor”1, y la escrituras religiosas sólo han sido tolerada porque pretendían solucionar los problemas básicos de un pueblo. En el segundo capítulo, Disgusto y Tontería se manifiesta el hecho de no querer estar dominado por normas e imposiciones, con la cabeza doblegada para rendir honor al de «Arriba».

Se prefiere la vida que se tiene a sufrir esperando una vida en el más allá. La alternativa de cambiar esta dominación está dada en nosotros y por nosotros; en nadie más. La Iglesia ha sido causa, dice Bloch, de atar y dominar, de mantener esclavos, porque impone una autoridad que emanada de un Dios, y que, no puede ser apelado. Sus mandamientos deben de ser seguidos al pie de la letra, y por lo tanto, son el opio del pueblo porque los adormecen o buscan un interés particular.

Cuando el hombre toma conciencia de tales hechos, es cuando dice basta, y acaba la ilusión mantenida de la Superioridad y se desvanece la niebla en la que se creía. Las consecuencias de lo anterior, es que se identifica a la religión como una manera de justificar la existencia de estratos sociales, donde la petulancia intelectual, aunque ya no trae la hipocresía de la religión, todavía adormece y hace tontos a los demás.

El Mito

El humano comienza a descubrir que puede compararse, por medio de su razón a Dios, y ser: dueño de la naturaleza. A partir de esto, se da cuenta que la Iglesia no es más que la causa de la máxima de todas las atrocidades; y que, la biblia ha sido acogida como obra popular, que no pierde su sentido en ningún país, por su contenido democrático, y por consiguiente, por su lenguaje, ya que el contexto literario que el que está escrito lo acerca fácilmente a las personas. Bloch también, afirma duramente, que la Iglesia no está a favor de los de abajo, los necesitados, sino sólo busca sus propios intereses y el conservar su autoridad, lo que llevó a que se emitiera la última carta pastoral en los tiempos de Hitler.2

En dicha carta se exponen puntos, donde lo primordial, es evitar el avance comunista de los soviéticos. Por lo tanto, vieron con agrado el ascenso del nazismo y su ideología como medio eficaz para evitar el derrocamiento de las clases pudientes o dominantes, entre ellas la Iglesia. Bloch sobre la carta dijo: “el Vaticano, en su política exterior, se entrega la parte de la noche y de la decadencia. Así, ninguno de los movimientos ateos han significado tanto mal para la política de la Iglesia como el que ha proporcionado la esa Carta Pastoral para el mundo”.3

Esto, sin duda es relevante, desde el punto de vista del autor, ya que la Iglesia es provocadora de las atrocidades de los nazis y que no le importó las muertes, ni los método utilizados por el Tercer Reich para dominar al mundo. Los predicadores animaban al desarrollo bélico como algo posible y justo, tomando como referencia  citas bíblicas, ya que sólo importaba mantener el dominio sobre la clases oprimidas y necesitadas.

Por lo tanto, si la textos sagrados provocan a la incitación de rebeliones y “si los predicadores de las guerras campesinas, inglesa, italiana, francesa, alemana, fundamentaban en todas partes su acción en la Biblia; digamos que ésta era su acento popular”.4 La consecuencia resultante era que la biblia es creada a favor de las clases dominantes para mantener un orden social.

Ernst Bloch y Gunter Grass

En el tercer capítulo, También Prometeo es un Mito, la idea central radica en la liberación del humano, a partir de su desobediencia. Según Bloch, hay dos tipos de actitudes manifestadas en la Biblia: la primera es la suave, la que se deja dominar y llevar por donde alguien decide, solo fluye; mientras que la segunda actitud es la obstinada, la que posee aquél, que se rehúsa a ser guiado, que se opone a la reconciliación, y por lo tanto, manifiesta el carácter contingente del deber hacer.

Es la serpiente, la que da libertad de pensamiento, la que en el relato bíblico es manipulada y presentada como pecado; esto porque no conviene la liberación del humano, sino su sometimiento.

Es por tanto, un mito la tentación del fruto y la serpiente. Porque el fruto o la manzana no es más que el conocimiento que toma el humano para determinarse. Sin embargo, tal mito se ha constituido para dominar, y no permitir que el hombre piense por sí mismo. Es semejante al mito de Prometeo, donde se narra la liberación del humano del dominio de los dioses. Prometeo, un súbdito de los dioses, es castigado por haber cometido una acción contraria a la establecida. Sin embargo, es enaltecido por tan grandioso acto. Aquí el mito de la serpiente es falseada u omitida, para mantener al hombre disminuido y no engrandecido. Llegando a la conclusión de que, no es desobediencia, que el humano coma del fruto del saber.

Con tal falsación, lo que se ha logrado es introducir la idea de que el destino de las personas está determinado por Dios, el humano no tiene más acción seguir y cumplir con la voluntad divina. De aquí, se sigue el origen del Génesis y el Apocalipsis como función narrativa de un Dios creador, salvador, pero también vengador.

Además es restaurador, ya que, puede reconstruir todo aquello que está mal, o en degenerado. Por lo tanto, el mito surge dentro de la historia de los seres humanos, como una forma de dominio moral pero también como transmisora de la razón liberadora.

Dominación

Bibliografía

Ernst Bloch, El ateísmo en el cristianismo, Taurus Madrid, 1983, págs. 11-77.

1 Ernst Bloch, El ateísmo en el cristianismo, Taurus Madrid, 1983, pp. 22.

Cfr. Ibídem, pp. 29 y ss.

3 Ibídem, pp. 34.

Ibídem, pp. 34-35.

Aurora o la Crítica a la Moral de Nietzsche

La moral embrutece, porque hace

referencia a experiencias como:

la santidad, la antigüedad y

el carácter incuestionable de

las costumbres.

Nietzsche
Nietzsche

La obra de Nietzsche[1], Aurora, es considerada como: la destrucción de la moral europea, enraizada, en la cultura burguesa y los principios judeo-cristianos. Ahora bien, en la introducción, se sacan a relieve algunos temas que son útiles para adentrarse a la moralidad de la costumbres. Por ejemplo, se habla del principio de los doctos, la transfiguración, entre otras que, muestran al hombre, en su relación íntima con el aspecto moral.

De esta manera, se enfoca a su realidad, mencionando que, se están viviendo momentos de inmoralidad. “Por tal motivo, el poder de la costumbre se han debilitado, de manera tan sorprendente, y, el sentido de la moralidad se ha vuelto tan sutil y se ha elevado a una sublimidad tal, que casi, se podría decir que se ha evaporado”[2].

«Por lo tanto, el hombre moral es aquel que se concibe como el que se sacrifica más de las veces a las costumbres.»    

En efecto, la moral es la obediencia a las costumbres, cualesquiera que éstas sean, pero las costumbres  no son, sino, la forma convencional de evaluar y actuar. Ante la perspectiva de Nietzsche, el hombre libre es concebido como inmoral, porque quiere depender en todo de sí mismo y no de una tradición. Por ello se pregunta ¿Quién es el hombre más moral? “Por un lado, quien cumple la ley, más a menudo; y, sobre todo, quien lleva consigo la conciencia, siempre y en cualquier situación, por fugaz que sea, hasta el punto de que, su espíritu, se las ingenia constantemente, para descubrir nuevas ocasiones para cumplir la ley”.[3] Por lo tanto, el hombre moral es aquel que se concibe como el que se sacrifica más de las veces a las costumbres.    

Otro de los temas importantes de Nietzsche, es cuando trata de explicar: la moral del sufrimiento voluntario. Para ello, recurre al placer de la crueldad, la cual, constituye una virtud. Se dice que, una comunidad se fortalece experimentando actos de crueldad, en los cuales se supera el miedo. Es así que: “la crueldad es una de las más antiguas alegrías de la humanidad”.[4] De tal manera que los dioses, se animan cuando se les ofrece ciertos actos de crueldad. Además, se considera que la idea de sufrimiento voluntario, tiene un sentido y valor.
    

Continuando con la crítica hacia la moral, Nietzsche piensa que la moral embrutece, porque hace referencia a experiencias como: la santidad, la antigüedad y el carácter incuestionablde las costumbres. Con todo ello, se  delibera que la moralidad: “se opone a la formación de nuevas y mejores costumbres, o sea, embrutece”[5]. También, un aspecto relevante en el que se hace partícipe la moral, es cuando, no se cumple perfectamente una norma, ya que el hombre es un ser débil y pecador hasta el fondo de su alma y totalmente incapaces para la moralidad. Apoyándose en lo ya mencionado, el filósofo considera que: el hombre no puede aspirar a la felicidad. Es así que “las normas y las promesas morales han sido otorgadas a seres mejores”[6]

«El cristianismo tiene una moral, que sirve para reprimir  al hombre,  y así, tenerlos bajo su yugo. »

Es menester recordar que, uno de los temas importantes del primer libro de Aurora es el cristianismo, ya que éste, ha querido librar al hombre de las exigencias morales, mostrándole un camino más corto hacia la perfección. Ante este acontecimiento del cristianismo, Nietzsche se pregunta “¿quién sabe que la Biblia también describe la historia de una de las almas más ambiciosas e impacientes, una cabeza tan supersticiosa como ladina, a saber, la historia del apóstol San Pablo?[7] Por tal motivo, si se hubiera comprendido a su tiempo dicha historia, y sobre todo, los escritos de San Pablo – pero no como revelaciones del Espíritu Santo[8] – sino, con un espíritu recto, libre y propio; el cristianismo hubiera desaparecido. San Pablo[9] reflexionó y se dijo a sí mismo: Es absurdo perseguir a Jesucristo.
    

Posteriormente, el pensamiento cristiano, sugirió que, morir por el mal equivalía a morir por la ley. “Ser uno con Cristo equivalía a convertirse, como él, en destructor de la ley”[10]. Ciertamente el cristianismo se propagó por Roma, donde su pensamiento acerca del infierno y de la salvación tuvo gran auge. Así pues, “sólo el cristianismo convirtió toda desgracia en castigo, a saber, en castigo bien merecido”[11].

 Entre tanto, en el libro de Aurora; Nietzsche, da su concepción de lo que es la moralidad y su enfoque (cristianismo); hasta cierto punto, parece que la desecha conforme a la vivencia del ser humano, pues no es indispensable para vivir, ya que limita la naturaleza del hombre. También, hay que recordar que el cristianismo tiene una moral, que sirve para reprimir  al hombre,  y así, tenerlos bajo su yugo.

Bibliografía:

Friedrich Nietzsche, Aurora. Pensamientos sobre los prejuicios morales, Germán Cano (trad.), Madrid, Biblioteca Nueva, 2000.
Hirschberger, Johannes, Historia de la filosofía II, Barcelona, Editorial Herder, 1986.


[1]  Filósofo alemán del s. XIX. Advierte la decadencia del mundo burgués cristiano. Nace en 1844 en Rocken y muere en Weimar en 1990.

[2] Friedrich Nietzsche, Aurora. Pensamientos sobre los prejuicios morales, Germán Cano (trad.), Madrid, Biblioteca Nueva, 2000, pp. 66

[3] Ibidem pág. 68

[4] Ibidem pág. 74

[5] Ibidem pág 75

[6] Ibidem pág 76

[7] Ibidem pág 100

[8] El Espíritu Santo es una Persona realmente distinta como tal, del Padre y el Hijo; Él es Dios y consustancial con el Padre y el Hijo.

[9] Es el primer cristiano. El inventor del cristianismo.

[10] Ibidem pág. 102

[11] Ibidempág 109

Acercamiento a la crítica de la Razón Cínica en Sloterdijk: Los Desenmascaramientos Sociales.

No soy en absoluto cínico, sólo tengo experiencia.

Oscar Wilde
CCCB

Dentro del libro: La Crítica de la razón cínica, afirma, el filósofo Peter Sloterdijk, que, desde hace más de un siglo, la filosofía se está muriendo, lo cual, no puede ser todavía, puesto que aún, no ha cumplido su misión, falta todavía, un gran camino por recorrer; por tal motivo, la atormentadora agonía que está sufriendo tiene que prolongarse de forma indefinida. Los grandes temas abordados por la filosofía, como Dios, universo, teoría, sujeto, objeto, cuerpo, espíritu, etc. resultaron ser más complejos y repletos de verdades a medias que, no llevaron a la filosofía a ningún lado.

Los hombres, en la actualidad, infiere Sloterdijk, son evidentemente ilustrados, más, están, o mejor dicho, estamos apáticos, ya no se llega a hablar de lo que antes era un amor a la sabiduría, realmente, ya no hay ningún saber del que se pueda ser amigo, pues nos dice el autor que: “ante lo que sabemos, no se nos ocurre amarlo, sino que nos preguntamos ¿ cómo nos acomodaremos a vivir con ello, sin convertirnos en estatuas de piedra ?”[1]

Precisamente, la máxima «Saber es poder», se convirtió durante el siglo XIX, en el sepulturero de la filosofía. Con tal máxima, llega a término toda una tradición, que se basaba en la búsqueda del saber, entendido, como se hacía antiguamente, es decir, amor a la verdad y verdad del amor.

En la época, en que Nietzsche, empezaba a sacar a la luz lo que es la voluntad de poder, también, la antigua socialdemocracia alemana, realizaba un llamado, para que sus miembros, participaran en la competencia por el poder que es: el saber. Aunque, en ambos casos, se hablaba de poder, la connotación era muy diversa. Nietzsche, enseñaba un realismo, que tenía que facilitar la despedida de idealismos que impedían la voluntad de poder y la creación de sentido, por parte del hombre, para hacer surgir así al súper-hombre. La socialdemocracia, al contrario, intentaba participar en un idealismo, en el que había portado, las esperanzas del poder.

En el cinismo de Nietzsche, se presenta, una relación modificada al acto de decir la verdad. Es una relación de estrategia y de táctica, de sospecha y de desinhibición, de pragmatismo e instrumentalismo, todo ello, en la maniobra de un político, que piensa, en primer y último término, en sí mismo; que interiormente, transige, y, exteriormente se acoraza. La antigua socialdemocracia, era la que había anunciado el lema, mencionado anteriormente, como un remedio prácticamente racional.

En el fondo: “ningún individuo cree que el aprender de hoy, solucione problemas de mañana; más bien, es casi seguro que los provoca”.[2] Entonces, ¿por qué? , La Crítica de la Razón Cínica, ¿ Cuál es la importancia de éste libro? se pregunta, Sloterdijk, puesto que, hoy en día, se llega a considerar, como arrogancia, el escribir cualquier libro, aunque éste, sea pequeño y no nos diga nada.

[…] facilitar la despedida de idealismos que impedían la voluntad de poder y la creación de sentido […]

El autor explica el porqué de su obra, sacando a colación el Ser racional, el cual lo toma de Kant. El sé inteligente significa: “no te fíes de tus impulsos, no obedezcas a tu cuerpo, aprende a dominarte”.[3] Si, es cierto, que es el malestar en la cultura provoca la crítica; evidentemente, no habría ninguna época tan dispuesta a la crítica como la nuestra. “Dado que todo se hizo problemático, también todo, de alguna manera, da lo mismo”,[4] tal es, el camino que hay que seguir, pues conduce allí, donde se puede hablar de cinismo[5] y de razón cínica[6].

El cinismo se atreve a salir con las verdades desnudas, verdades que en la manera como se exponen encierran algo de irreal. En el lugar, donde los encubrimientos se han convertido en constitutivos de una cultura, un desnudamiento no sería bienvenido. “Sólo una desnudez radical y una carencia de ocultaciones de las cosas nos liberan de la necesidad de la sospecha desconfiada. El pretender llegar a la «verdad desnuda» es uno de los motivos de la sensibilidad desesperada que quiere rasgar el velo de los convencionalismos, las mentiras, las abstracciones y las discreciones para acceder a la cosa”.[7]

Peter Sloterdjk

De manera general, lo anterior fue de lo que se pretende abordar en el libro: La crítica de la razón cínica, de modo que, una vez que se ha presentado a manera general tal crítica, Sloterdijk, nos invita a sentarnos por un rato bajo este árbol que en realidad no puede existir: “prometo no prometer nada y, por encima de todo, no prometeré ningún valor nuevo”.[8] Tal obra del autor, pretende seguir, la profunda idea de la aniquilación del mundo, sobre la que descansa la gran ciencia, y que, en ella, surjan nidos de ruiseñores cantarines y monos trepantes.

Sloterdijk, a manera de exposición, elenca cinco consideraciones para esta crítica: El cinismo, Ilustración como diálogo, Revista de la crítica, Después de los desenmascaramientos y El quinismo. Algunas de tales consideraciones serán presentadas a continuación de forma sintética.

El cinismo: Ocaso de la falsa consciencia.

El malestar, que existe en la cultura, ha adoptado una nueva cualidad, es decir, ahora, tal malestar se manifiesta como un cinismo universal y difuso. El cinismo moderno, se exhibe como el estado de la consciencia que sigue a las ideologías naïf (ingenuas) y, a su vez, la ilustración. Hablar de un verdadero cinismo, es precisamente, penetrar en el antiguo edificio de la crítica de la ideología, a través de, un nuevo acceso. El cinismo, no es universal y difuso, es perfilado, solitario y altamente individual.

El cínico, desde la antigüedad, es el extravagante solitario y moralista provocador, es aquél, de espíritu burlón, que pretende, no necesitar de nadie, ni ser querido por nadie, ya que, ante su mirada grosera y desenmascaradora, nadie, sale libre, exento de daño. Sin embargo, y muy a pesar, el cínico, hoy en día, aparece como un tipo de masas: “el moderno cínico de masas, pierde su mordacidad individualista y, se ahorra el riesgo de la exposición pública”.[9] Los cínicos no son tontos, saben total y absolutamente, que todo conduce a la nada, saben lo que hacen, pero lo hacen, coercionados por las presiones de las cosas y el instinto de auto conservación.

Sólo una desnudez radical y . una carencia de ocultaciones . de las cosas nos liberan de la necesidad de la sospecha desconfiada.

Cinismo, es la falsa consciencia ilustrada, lo cual, nos lleva a una paradoja, puesto que ¿ Cómo podría ser una consciencia ilustrada y a la vez falsa? El nuevo cinismo, del que estamos hablando, evidentemente, se rodea de discreción, a tal manera que, ya no logra ver la ocasión para desnudarse ofensivamente y espectacularmente. “Hay una desnudez, que ya no actúa desenmascarando y que, no hace aparecer ninguna realidad desnuda y en cuyo ámbito uno podría situarse con sereno realismo”.[10]

Ilustración como diálogo.

Quien se ponga a hablar de cinismo está mencionando las fronteras de la Ilustración. El cínico, necesariamente, tiene que ser aquí el ilustrado, el que conoce, pero no, el que piensa que, el saber es poder, puesto que, si es verdad que el saber es poder, entonces, es verdad que, no todo saber será bienvenido, y los medios, para dar validez al conocimiento, serían más importantes, que el conocimiento como tal. De igual manera, si se llegase a imponer el diálogo a la fuerza, no sería Ilustración, sino, variaciones, dentro de la consciencia no libre.

La Ilustración sólo conoce dos motivos de falsedad: la equivocidad y voluntad perversa. La última puede ser categoría del sujeto, pues sólo, cuando el contrario miente conscientemente, posee la falsa opinión: “sólo la mentira mantiene su propia responsabilidad, mientras que el error, dado que es mecánico, sigue estando en una inocencia relativa”.[11]

La Ilustración, es ante todo, un acuerdo libre, pues es ésta, aquella doctrina que no quiere tener que agradecer su éxito a una presión no racional. Uno de sus polos es la razón; el otro, necesariamente, el diálogo libre de los que se esfuerzan en buscar aquella razón. Su núcleo metódico y su idea moral es el consenso voluntario.

La verdad que pretenden difundir los ilustrados, surge de la adhesión, lograda sin violencia, a unos racionamientos más fuertes. De aquí que, la ilustración tenga dos caras: el acceso a una posición mejor y el abandono de la opinión anterior. Dentro de la segunda, el perdedor, se le puede llegar a considerar como el auténtico ganador.

Los ocho desenmascaramientos. Revista de la crítica.

En este apartado, Sloterdijk, nos realiza, lo que es, un bosquejo de ocho casos de crítica ilustrada de la ideología y del desenmascaramiento, cuyos polémicos modos de proceder, han hecho escuela. Tales figuras son: las que más éxito han tenido en el desenmascaramiento. Mas éxito, aquí, no nos quiere dar a entender que: tal crítica ha acabado realmente con lo criticado. La revista de la crítica “muestra la ilustración en marcha, en un alegre e imparable avance contra las antiguas y nuevas ilusiones”.[12]

Servicio Católico Cristiano

El primer desenmascaramiento, que expone Sloterdijk, es la Crítica de la Revelación, donde se cuestiona si, el milagro, es sólo una falta de interpretación o una carencia de filológica. Para los cristianos, las Sagradas Escrituras, conservan un valor extraordinario, gracias a que es una obra de dictado divino; el libro, se revela como sagrado, en la medida que, es un texto arraigado en lo absoluto. Bajo estas premisas, es imposible que, alguna interpretación, llegue a agotar el sentido del texto. La exégesis, realizada aquí, afirma Sloterdijk, sería vana, pues, se intentaría llenar una pequeña cuchara con un gran océano. La ilustración, pretende aclarar ciertas cosas ,que quedan sin fundamento, y cuestiona, lo referente a pruebas, fuentes y testimonios. Queda de manifiesto que: los textos bíblicos, son los únicos testigos de sí mismos. Su carácter de revelación, es su pretensión, pretensión que, la recepción puede creer o no, y la Iglesia, que eleva el carácter de revelación a dogma, desempeña el papel de receptora.

“La ilustración, arranca al saber de la religión, de un modo, sumamente elegante, sin una agresividad especial”.[13] Bajo la pregunta ¿Cómo se puede saber esto? en referencia, a los textos sagrados. Éstos, quedan, como meras suposiciones históricas, hechas por los hombres. Con una simple pregunta queda aniquilada la pretensión, de absoluto, en las escrituras.

En segunda instancia, tenemos, la Crítica de la Ilusión Religiosa, la cual, se centra únicamente en los atributos de Dios y, descarta todo, lo referente, a su existencia. Los atributos dados a Dios por los hombres, son tomados de la misma experiencia del hombre, se toman características que, representen autoridad y, se las adjudican a Dios, por lo que se cae en un antropomorfismo, al explicar, su imagen. Al ilustrado, le resulta fácil decir, que existe la religión. Sin embargo, lo hace viéndolo en dos planos que, considera importantes: “para la superación de la angustia vital y para la legitimación de los ordenamientos sociales opresores”.[14]

El trabajo intelectual, pretende haber olvidado que, también, él, es un trabajo, en sentido específico, con implicación necesaria en lo material, manual y ejecutivo.

El ilustrado, busca superar, la llamada teoría del engaño, llamada también, – a falta de mejor término – refinamiento, aquí, el engañador, utiliza argumentos que tienen la apariencia de ser verdaderos, para poder continuar con su estafa, y seguir manipulando a las demás personas, fácilmente, creyentes en un Dios.

La tercera es la Crítica de la Apariencia Metafísica, la cual, obedece, a la consideración, de que la razón, es sin duda alguna, capaz de realizar preguntas de carácter metafísico. Sin embargo, ésta, no es capaz de resolverlas con certeza, por sus propias fuerzas o capacidades. “A la razón les es consustancial querer más de lo que puede”.[15]

Las ideas metafísicas centrales son: Dios, alma y universo. Éstas, se imponen al pensamiento, y, sin embargo, no pueden ser tratadas firmemente, con los medios con los cuales se dispone, y, quien intente darles resolución, con tal especulación metafísica, será aquel diablo ansioso de lo inalcanzable. Aquí, el ilustrado, tiene la función de disolver críticamente, la visión ingenua del mundo y del hombre mismo.

La cuarta, se refiere a La Crítica de la Superestructura Idealista. Esta crítica, tiene su fundamento, en la propuesta Marxista, la cual afirma: la necesidad, de poner de nuevo, las cabezas, en el conjunto de cuerpos vivientes y trabajadores, es decir, unir lo teórico con la praxis.

Chalecos Amarillos en Francia. 2019 Radio Universidad de Chile

Los trabajadores de la superestructura como: los sacerdotes, científicos, artistas y filósofos, están bastante alejados del suelo de la realidad, viven con la cabeza en las nubes. El trabajo intelectual, pretende haber olvidado que, también, él, es un trabajo, en sentido específico, con implicación necesaria en lo material, manual y ejecutivo.

El quinto desenmascaramiento es el de la Crítica de la Apariencia Moral. Aquí, la cuestión, sobre la moral, se decide, como la más profunda de toda la ilustración, pues, la moral es, lo que da cabida, a la llamada: buena vida. El moralista, aquí, es quien, no sirve de verdad a la ley, sino que, la encubre para sí mismo. Son los lobos vestidos de ovejas, moralistas con vigas en los ojos, es precisamente un fariseísmo.

“Jesús predica una autorreflexión revolucionaria, empezar consigo mismo y entonces, cuando se deba ilustrar a los otros, predicarles con el propio ejemplo”.[16] Los Estados son aparatos de coacción, que no funcionan cuando las ovejas comienzan a decir yo, cuando los súbditos reflexiónan por su cuenta libremente. La ilustración, en este desenmascaramiento, va en contra de la obediencia y del rendimiento. La ilustración vigila y espía atentamente a los lobos vestidos de ovejas, para, en un segundo momento, poder desenmascararlos.

Los Estados son aparatos de coacción, que no funcionan cuando las ovejas comienzan a decir yo, cuando los súbditos reflexiónan por su cuenta libremente.

La sexta, se refiere a la Crítica de la Transparencia, la cual, se trata del descubrimiento del inconsciente, el yo, es minado, evidentemente, por un inconsciente; se termina la vanagloria de una consciencia, que piensa conocerse a sí misma y, gracias a ello, apreciarse. El inconsciente, afecta al narcisismo cultural de todas las clases sociales.

La séptima, es la Crítica de la Apariencia Natural. Aquí, nos narra Sloterdijk que, en todas partes, se invita a la consciencia humana a engañarse continuamente, y a darse por satisfecha, con la mera apariencia, o, con la primera impresión dada por la experiencia. En esta crítica, el deber a realizar del ilustrado es, precisamente, superar la primera impresión. La segunda mirada es la que decide: “Si las cosas fueran realmente aquello que se percibe inmediatamente de ellas, entonces estaría de más toda investigación y toda ciencia. No habría nada que buscar, rebuscar o intentar”.[17] Lo otro existe e incluso es lo mejor. Lo razonable, puede incluso llegar a ser lo real, pues necesariamente se aleja de la apariencia, del engaño.

Finalmente, dentro de los desenmascaramientos, Sloterdijk, habla de la Crítica de la Apariencia Privada, la cual, es el último gran ataque de la crítica contra la ilusión, apunta a la posición del Yo entre naturaleza y sociedad.

La crítica del egoísmo o, mejor dicho, la crítica de la apariencia privada, forma el núcleo de toda ilustración, en el que la autoexperiencia de Yoes civilizados, encuentra su madurez. Después de ésta, infiere el autor, no se puede dar ninguna otra crítica descubridora, sino, lo que ahora toca hacer es la praxis, es decir, vivir una vida consciente.

La autoexperiencia, se desarrolla en dos etapas: la percepción ingenua y la reflexión. En el estado ingenuo, la consciencia sólo concibe como propio las acusaciones, programaciones, etc. sólo se puede decir ¡Ese soy yo! En cambio, en el estado reflexivo, la autoexperiencia, se hace más clara, “así son mis programaciones, mis acuñaciones, mis adiestramientos; así me han educado; así me he hecho; así funcionan mis mecanismos; así trabaja en mí aquello que al mismo tiempo soy y no soy”.[18]

Bibliografía.

Sloterdijk, Peter, Crítica de la razón cínica, España, Ediciones Siruela, 1983, pp. 13 – 137.


[1] Sloterdijk, Peter, Crítica de la razón cínica, España, Ediciones Siruela, 1983, p.14.

[2] Ibídem. p.18.

[3] Ibídem. p. 21.

[4] Ibídem. p. 21.

[5] Hablar de cinismo supone exponer a la crítica un escándalo espiritual, un escándalo moral. Ibídem. p. 22.

[6] La crítica realiza un movimiento que en una primera instancia agota sus intereses positivos y negativos en la cosa, para, finalmente, chocar contra las estructuras elementales de la consciencia moral, estructuras a las que se obliga a hablar más allá del bien y del mal. Crítica, en primer lugar significa pronunciar juicios y fundarlos, juzgar y condenar. Si se habla de la razón cínica, entonces esta fórmula se coloca primera y totalmente bajo la protección de la ironía. Ídem.

[7] Ibídem. p. 30.

[8] Ibídem. p. 31.

[9] Ibídem. p. 39.

[10] Ibídem. p. 43.

[11] Ibídem. p. 54.

[12] Ibídem, p. 63.

[13] Ibídem, p. 67.

[14] Ibídem, p. 72.

[15] Cfr. Ibídem, p. 79.

[16] Ibídem, p. 89.

[17] Ibídem, p. 106.

[18] Ibídem, p. 116.